Un bastardo de rock, punk y thrash, con un ligero gruñido en las voces. El doble bombo marca el camino, la destreza típica del género también ha encontrado aquí su expresión en la velocidad extrema. Al ser tan extremadamente rápidas, las canciones suelen acabar a los dos minutos. Brevedad y todo eso. La única excepción es Wizards. Este elefante de canción, de más de seis minutos de duración, lo arrolla todo con sus riffs extensos y repetitivos. Después, reina el silencio.
Viernes
Caballo dorado